La perspectiva global del género ha sufrido un cambio brusco en las últimas décadas, bordeando los límites éticos del reconocer como de fomentar, toda vez que no se trata de un movimiento que haya surgido repentinamente, sino más bien de una lucha que da inicio por los tempranos 1900, donde la mujer busca generar la marca en su más que ganado espacio en la sociedad y que por siglos fue puesta bajo el ala del patriarcado.
Mercado público, plataforma transaccional administrada por ChileCompra a través de la cuál más de 850 organismos públicos compran productos y servicios a empresas de todos los tamaños y de todo el país, no se ha quedado atrás en ello, impulsando dentro de sus Directivas de contratación instancias como “Recomendaciones para realizar contrataciones públicas inclusivas y que promueven la igualdad de oportunidades en el mercado público”, donde se proponen entre otros, criterios de evaluación inclusivos relativos a integración de las mujeres e igualdad de género, así como la creación de “Sello mujer”, el cual busca reconocer y valorizar las empresas que contengan al más de 50% de representantes legales sean mujeres, más del 50% de la propiedad de la empresa sea mujer o que se tenga a una mujer como gerenta general.
Se aplaude de sobremanera la motivación e implementación de estas directivas, esto no queda más que en una “sugerencia”, toda vez que no es posible para la institución generar una obligación sobre ello.
Esto dista mucho de ser una crítica a la plataforma, por el contrario, en su institucionalidad, ha sido de las que mayor motivación y acciones concretas ha desarrollado. Sin embargo, el cambio que se requiere no es la creación de nuevas directivas, es la claridad y necesidad de prestar real atención y enfocarse en el género.
Nos buscamos entrar en análisis de quien se lleva la palestra en el rol de madre en la sociedad ya que existen claros ejemplos en que esa figura la toma el padre, pero lo cierto es que, en general, la mujer posee una brecha salarial inferior al hombre en un 30% y las posibilidades de que una mujer acceda a un puesto gerencial son bastante menores a las de un hombre. Es la realidad, y hay que asumirla como tal, las mujeres somos menos “rentables”, y aunque estudios demuestre científicamente que podemos generar mayor productividad en el menor tiempo, somos más eficientes, aun así, el tiempo de las mujeres dedicado a extras (hijos) aun hoy pareciera ser un “inconveniente”.

Incomoda el discurso donde “se abren nuevas oportunidades para mujeres trabajadoras, la importancia del rol de la madre en la primera infancia, las generación de obligatoriedades respecto de permisos, salas cunas, etc”, cuando en cosas tan básicas como la licencia por menor de un año sólo sea eso, para madres de hijos menores de 1 año, desconociendo la realidad de hijos menores que requieren igual de cuidado y atención.
Hay avances sin duda, los 84 días de post parto a la suplementación de 84 días extras de permiso parental pero ¿Es un bebé de 5 meses y medio un ser humano listo y dispuesto a salir al mundo de conocer nuevas personas, que se hagan cargo de todas sus necesidades básicas en suplencia de su madre?
Todas estas interrogantes, no hacen más que cuestionar la real motivación en la entrega de espacio que requieren de la mujer-madre ¿Es sólo por tener una mejor imagen pública? ¿O de verdad queremos generar un cambio?
Una madre preocupad@ por su hijo claramente no tendrá la eficiencia necesaria para rendir en su trabajo pero debemos encontrar maneras de integrarlas a la realidad laboral. El teletrabajo, la jornada mixta es un ejemplo, pero así como soluciones entran otras complejidades: ¿Quién financia todo esto? ¿El estado, el privado? ¿Quién asume ese “gasto”?
La reflexión está en no desconocerlo, sino más bien entregar y naturalizar el rol. Hacerlo parte.
En Alzari trabajamos dando un claro espacio y apertura a todas estas realidades, trabajando colaborativamente en una horizontalidad que permite las múltiples miradas, más allá del rol que se ejerza. Es un ejercicio del equipo en búsqueda de que el ambiente se haga grato, amigable y comprometido, y es que en la atención de las necesidades de cada uno, el grupo ALZARI se mueve en conjunto para cubrir a todos sus integrantes.
Este actuar, que fácilmente se pudiese replicar en todas las empresas, se genera a través de una cultura de equipo, mejorando el clima organizacional y, como resultado, se desemboca en una consolidación de sus miembros, entregando la confianza necesaria para que hacer ejercicio del ROL de MADRE y/o PADRE sin sentir culpa, si no más bien en la seguridad que tu organización, es claramente parte de tu círculo de apoyo.